Con mucho cariño, mi querido lector, hoy les quiero
compartir una reflexión de las enseñanzas de Jesús de Nazaret, de cómo el Buen
Pastor deja las 99 ovejas y va en búsqueda de la extraviada. Sé que hemos
escuchado esta enseñanza más de alguna vez, pero quiero llamar tu atención
acerca del ¿CÓMO el Pastor hace esto hoy en día?
Leamos en Lucas lo siguiente:
Entonces les propuso esta parábola: ¿Qué hombre de
vosotros que tiene cien ovejas y pierde una de ellas, no deja las noventa y
nueve en el desierto y va tras la que se ha perdido, hasta que la halla? Y
cuando la encuentra, regocijándose, la pone sobre sus hombros, y regresando a
la casa, reúne a los amigos y a los vecinos, y les dice: ¡Alegraos conmigo,
pues hallé mi oveja perdida! Os digo, que así habrá más gozo en el cielo por un
pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no tienen
necesidad de arrepentimiento. (Lucas 15:3-7)
En esta parábola entendemos que el Pastor es el Señor Jesús,
las ovejas somos nosotros sus discípulos, la oveja extraviada es el que se sale
del Camino, y se extravía. Y es Jesús quien va y la trae de vuelta. En grandes
rasgos eso es lo que vemos en Lucas. ¿Cierto?
Podemos ver como esto se ajusta a lo expuesto, en el Antiguo
Testamento, por el profeta Ezequiel, veámoslo:
Yo apacentaré mis ovejas, y yo les haré descansar, dice
el Señor Dios. Yo buscaré la perdida, y haré volver la descarriada, y vendaré
la perniquebrada, y fortaleceré a la enferma. Más destruiré a la engordada y a
la fuerte. Yo las apacentaré con justicia. (Ezequiel 34:15-16)
Y vosotras, ovejas mías, ovejas de mi prado, hombres
sois, y yo vuestro Dios, dice Jehová el Señor. (Ezequiel 34:31)
Teniendo más o menos claro lo anterior, en lo que quiero
llamar tu atención es la pregunta:
¿CÓMO el Buen Pastor hace esto?, pues
sabemos que físicamente el Señor Jesús está en el cielo a la diestra de Dios en
las alturas…
Yo he visto esta respuesta en el evangelio de Mateo; en este
evangelio vemos que el “Cómo” el Señor Jesús va en la búsqueda de la oveja
perdida (extraviada); es muy importante distinguirlo y entenderlo; para lo cual
cito el texto en cuestión (primera parte):
¿Qué os parece? Si tuviese algún hombre cien ovejas, y se
perdiese una de ellas, ¿no iría por los montes, dejadas las noventa y nueve, a
buscar la que se había perdido? Y si aconteciese hallarla, de cierto os digo,
que más se goza de aquella, que de las noventa y nueve que no se perdieron.
Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda
uno de estos pequeños. (Mateo
18:12-14)
Vemos en el texto anterior mucha similitud con Lucas
(citando anteriormente), y cada diferencia es un aporte especial al significado
completo de dicha parábola (cosa que a lo mejor más adelante podríamos
analizar).
Ahora te quiero hacer notar que los versículos siguientes a
esta parábola en Mateo (15 al 17), son la explicación de ese “Cómo” que nos
planteamos, es decir, ¿Cómo el Señor Jesús va a buscar la pequeña extraviada?
Esto lo vemos claramente, pues al comenzar dichos versos con la frase “Por tanto”, es decir, lo siguiente es
el resultado de lo primero, es la explicación practica de la parábola de las 99
ovejas. Leamos lo que sigue, es decir, la explicación del Cómo:
Por tanto, si tu hermano
pecare contra ti, ve, y redargúyele entre ti y él solos; si te oyere, has
ganado a tu hermano. Mas si no te oyere, toma aún contigo uno o dos, para que
en boca de dos o de tres testigos conste toda palabra. Y si no oyere a ellos,
dilo a la Iglesia; y si no oyere a la Iglesia, tenle por un mundano y un
publicano. (Mateo 18:15-17)
El texto anterior, nos indica claramente el Cómo va el Señor
a buscar su ovejita extraviada:
Primero, debemos
notar que la forma de ser extraviado es haber pecado contra un hermano y no haberse
arrepentido, es decir, cuando una oveja peca contra el cuerpo de Cristo y no se
arrepiente, aunque esté físicamente muy cerca de los hermanos, está muy lejos
espiritualmente de la comunión del Cuerpo de Cristo. Esta puede seguir
participando de cultos, estudios y reuniones, pero su comunión con el Cuerpo
está rota, y está espiritualmente extraviado, es decir, separado. Aunque esté muy cerca, físicamente del la iglesia
aún.
Segundo, se
establece un proceso de tres etapas para la restauración de la comunión del
hermano extraviado (aquel que pecó contra el Cuerpo); la cuarta etapa es cuando
no hay arrepentimiento del pecado (lamentablemente, pero siempre nos queda la
esperanza para el futuro):
1° ve, y redargúyele entre ti y él solos; si te oyere, has
ganado a tu hermano.
2° si no te oyere, toma aún contigo uno o dos, para que en
boca de dos o de tres testigos conste toda palabra.
3° Y si no oyere a ellos, dilo a la Iglesia;
4°
y si no oyere a la Iglesia, tenle por un mundano y un publicano.
Lo ideal es que esto se resuelva en la primera etapa; de no
ser así, que sea resuelto en la segunda etapa;
o por último en la tercera; para no llegar a la cuarta. Aunque la cuarta
es una etapa también de misericordia, pues al tenerle como una persona del
mundo, el hermano extraviado puede recapacitar y darse cuenta de su error y
volver al rebaño, con Su Pastor y hermanos.
En el proceso descrito por Mateo; vemos la forma que el Buen Pastor, que dio su vida
por sus ovejas, va a buscar la extraviada; lo hace por medio del los hermanos
(ovejas); no es que el Señor baje del cielo personalmente, sino que lo hace a través
de Su cuerpo, que es la iglesia. El
hermano que se ha extraviado, puede pensar equivocadamente, que el Señor vendrá
en persona a corregirlo (entendiendo mal la Biblia), eso es una falta de
humildad y conocimiento; pues el Señor actúa por medio de Su Cuerpo que es la
iglesia. Si no reconoce al Señor en sus hermanos, está en real peligro, pues es
un engaño pensar que Dios vendrá en persona, bajando de su trono a corregirle
su error. Debemos ser humildes y ver en los hermanos (enviados por el Señor),
al Señor mismo como el Buen Pastor que nos busca y nos quiere hacer volver al
Camino de la Verdad y el Amor. La soberbia nos aparta de Dios, nos aparta del
Camino Correcto; con humildad debemos ver en los hermanos (enviados por el
Señor) al Señor mismo que nos viene a buscar con Verdad en Amor. Pues los hermanos que se han extraviado, esperan que el Espíritu Santo les hable; pero no se dan cuanta en su pecado y engaño, que no han escuchado al Espíritu Santo; pes por eso que los hermanos deben acudir a restaurarlo; y no persistir en la soberbia y orgullo, que están esperando la voz del Señor, cosa que no están haciendo, pues el Señor mismo les está hablando por medio de los hermanos.
Algunos hermanos piensan erradamente, que están muy seguros,
pues al entender mal la forma de cómo el Buen Pastor va a buscar las ovejas extraviadas,
dejando las 99 van a buscar la perdida; siguen perdidos (sin darse cuenta), esperando
que el Señor mismo en persona los vaya a buscar (si es que estuviesen perdidos);
y no se han dado cuenta que han
rechazado al Señor en sus hermanos ya tres veces; el mismo número de veces que
Pedro lo hizo; y no se ha arrepentido (al contrario de lo que hizo Pedro). El
Señor hoy hace las cosas por medio de Su Cuerpo que es la iglesia, debemos
entenderlo para no despreciar al Señor cuando nos viene a buscar, si es que
hemos pecado y no nos damos cuenta y hemos rechazado la voz del Espíritu Santo
en nuestros corazones; y luego lo hacemos en nuestros hermanos y su Cuerpo. Y no seguir por el camino de la soberbia, orgullo y la
ignorancia, que debe ser el Señor mismo quien venga a buscarnos, si es que estuviésemos
en alguna medida errados (cosa que claramente cuando hay soberbia y orgullo no
veremos).
Resumen hasta aquí:
EL Pastor va a buscar la oveja pérdida, por medio del Cuerpo
de Cristo; la oveja se extravía cada vez que peca contra algún hermano, y no se
arrepiente ni reconcilia (no oye la voz del Señor, por medio de su Santo Espíritu). EL Señor deja las 99 ovejas y la busca por medio de
los hermanos, y la trae de vuelta. La trae con verdad y en amor. Cuando esto
ocurre, hay alegría en los cielos.
Nota: Lo anterior no lo debemos confundir, cuando el hermano que
se le tilda de extraviado, no ha pecado contra ningún miembro de su organización,
sino más bien se ha apartado en busca del Señor; eso ha ocurrido muchas veces históricamente;
hombres que han salido de lo institucional, en la búsqueda del Señor en
realidad.
¡Vamos más allá, si
Dios lo permite!!!
Este mensaje podría terminar aquí, y estaría bien; ¡pero veo
que podemos ir más allá con la gracia de nuestro Dios!!! Los versos siguientes 18,19
y 20 (de Mateo 18, lo que estamos viendo), son una explicación más profunda del
texto anterior, es decir, desde los primeros versos de este capítulo de Mateo.
Veamos que podemos descubrir en el contexto de lo ya explicado; antes cito lo
que veremos:
Mateo 18:18-20 De cierto os
digo que todo cuanto atéis en la tierra habrá sido atado en el cielo, y todo
cuanto desatéis en la tierra habrá sido desatado en el cielo. (19)
Otra vez os digo, que si dos de vosotros estuvieran acordes (sumfonéo) en la tierra
acerca de cualquier cosa que pidan, les será hecha por mi Padre que está en los
cielos. (20) Porque donde están dos o tres congregados (sunágo) en mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos.
Espero la gracia del Señor para poder explicar en algo lo
anterior; el verso 18 nos indica que cada cosa que atemos en la tierra, ya
habrá sido atada en cielo; así como cada cosa que desatemos, ya habrá sido
desatada; eso NO significa que nosotros mandamos en el cielo, sino al
contrario; como en el Padre nuestro oramos “haremos
del voluntad del Padre acá en la tierra, como ya se hace en el Cielo”; es
decir, replicaremos lo que vemos hacer en el cielo, acá en la tierra. Lo
anterior significa no andar según nuestra voluntad o parecer personal, sino en
la voluntad del Padre; para eso debemos estar acordes (sumfonéo) y congregados (sunágo) en su Nombre. Lo anterior significa, ver las cosas del cielo; es tener la vista puesta en los lugares celestiales, para hacer lo que vemos en el cielo.
Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Col 3:2
¿Qué significa lo anterior?
Veamos el verso 19: (19) Otra vez os digo, que si dos de vosotros estuvieran
acordes (sumfonéo) en la tierra acerca de cualquier cosa que pidan, les
será hecha por mi Padre que está en los cielos.
La palabra acordes,
es la palabra en griego sumfonéo (συμφωνέω) que significa ser armonioso;
que viene de la palabra súmfonos (σύμφωνος) que significa sonando juntos;
acá estamos en la etimología de la palabra sinfonía (συνφωνή) que significa lo que suena junto. Todo lo
anterior nos habla de algo que suena en forma armónica en conjunto; eso
significa, orquestados en un mismo sentir, es decir, bajo la mano del mismo
Maestro en un mismo Espíritu. Cuando andamos (por lo menos dos hermanos)
acordes (en sinfonía) en un mismo Espíritu; todo lo que pidamos al Padre que
está en los cielos, será hecho. Lo importante es aprender a andar acordes al
Director de orquesta que tenemos, es decir, bajo la dirección de nuestro Maestro, sonando en forma armónica en
conjunto. Eso es testimonio que andamos en el Espíritu (y no la carne), y por
lo tanto, lo que pedimos es la voluntad del Padre, y será hecha cuando lo
pedimos.
La palabra congregados, es la palabra en
griego sunágo (συνάγω) que significa
conducir juntos. Cuando andamos juntos en el mismo Camino, conducidos por el
mismo Espíritu, a la misma meta; en el nombre de nuestro Señor; El estará en
medio nuestro. La palabra congregación acá, tiene un significado de caminar
juntos a un destino común; y si eso es en el nombre de nuestro Director de
orquesta; El está en medio de nosotros dirigiéndonos por su Palabra (con su
Voz).
Recordemos que el ejemplo del Señor partió con el Pastor y
sus ovejas; entonces entendemos que cuando caminamos acordes, es decir, en
sinfonía con nuestro Pastor, lo que pidamos a nuestro Padre lo hará. Y en ese
mismo sentido, cuando caminamos congregados, es decir, conducidos en conjunto
al mismo objetivo propuesto por el Pastor; El Señor estará en medio nuestro y deberemos
reconocer Su voz, en medio nuestro (recordemos que sus ovejas reconocen Su
voz).
Recapitulando; en los últimos tres versos 18, 19 y 20;
tenemos tremendas promesas del Señor que debemos aprender cómo alcanzar; estas
son:
Primero: que lo que atemos y desatemos en la tierra, habrá
sido atado y desatado en los cielos (visión).
Segundo: si pedimos cualquier cosa, en forma acordes en la
tierra, será hecho por el Padre que está en los cielos (sinfonía).
Tercero: Si dos o tres estamos congregados en su nombre, El
estará en medio nuestro oiremos la Voz del Pastor (caminando juntos).
Creo importante reflexionar, orar y practicar estas cosas;
para alcanzar estas preciosas promesas que han puesto al alcance de nuestras
manos; creo que se resume en tres cosas básicamente:
1.- Visión: Viendo lo que se ata y desata en el cielo, para replicarlo en la tierra.
2.- Acordes: (sumfonéo): Andar acordes entre nosotros, y bajo la dirección en un mismo Espíritu; bajo la sinfonía de nuestro Director de orquesta (y tocando cada uno su instrumento como bien le parece y sin sujeción al Director).
3.-Congregados: (sunágo) en su Nombre: Caminando en un mismo Espíritu, es decir, así oiremos su voz cuando nos reunamos en su Nombre.
Aprendamos hermanos a caminar mirando el cielo, congregados y acordes bajo su
dirección. Amén.
¡Cuando caminamos de esa manera hermanos, podremos ir a buscar la ovejita descarriada, y será el Señor mismo él que la busca personalmente!!!
Hermanos, aun cuando una persona sea sorprendida en alguna falta, vosotros, los espirituales, restaurad al tal con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. Gálatas 6:1
Hermanos, aun cuando una persona sea sorprendida en alguna falta, vosotros, los espirituales, restaurad al tal con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. Gálatas 6:1
A Él sea toda la
gloria, hoy y por siempre; amén.
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