Apreciados
creyentes todos; hoy quiero exponer en este mensaje, un error que ha causado
mucha división en el cuerpo de Cristo (la iglesia), y lo sigue haciendo hasta
nuestros días. Este error de conocimiento Espiritual, a dividido y cercenado,
el cuerpo de Cristo (la iglesia), por ya varios siglos de historia a la fecha; con el dolor que esto
significa para Dios, la pérdida de poder del cuerpo de Cristo (iglesia) y la
debilitación del testimonio de la Verdad al mundo, para su salvación (recordando que es la unidad, la que debe dar testimonio del Cristo “para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo
en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me
enviaste”. Juan 17:21)
Como
es de conocimiento de ustedes, es el enemigo quien ha introducido este error de
entendimiento en la iglesia (como muchos otros); con el fin de oponerse y
destruir la obra de Dios en el mundo. Es por esto, que te insto a comprender
muy claramente lo siguiente: Los
verdaderos creyentes en Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo, debemos avanzar
juntos desde la unidad del ESPÍRITU, hasta que lleguemos todos a la unidad de
la FE (y no al revés, desde la unidad de la fe, para tener unidad en el Espíritu).
Cito
al apóstol Pablo: “… solícitos en guardar la
unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como
fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor,
una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por
todos, y en todos. Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la
medida del don de Cristo. Por lo cual dice:
Subiendo a lo
alto, llevó cautiva la cautividad, Y dio dones a los hombres. Y eso de que
subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más
bajas de la tierra? El que descendió, es el mismo que también subió por encima
de todos los cielos para llenarlo todo. Y él mismo constituyó a unos,
apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y
maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para
la edificación del cuerpo de Cristo, hasta
que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de
Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de
Cristo;” (Efe 4:3-13)
Si
leemos con atención lo anterior, nos daremos cuenta; que Pablo nos solicita a
mantener la unidad del Espíritu (Espíritu Santo) en el vinculo (atadura entre nosotros) de la
paz; hasta llegar (dentro de un proceso que es explicado) a la unidad de la fe
(como destino final), es decir, partimos de la unidad del Espíritu hasta llegar
como meta final todos juntos a la unidad de la fe. Y no es al revés, como hoy
muchas iglesias se dividen, no teniendo unidad en la fe; se separan y dividen
el cuerpo de Cristo, en múltiples fracciones interminables.
Creo
que el trozo que he citado es bastante extenso de explicarlo completo, es por lo
anterior, que sólo tomaré lo relevante a este mensaje, para exponerlo lo más
claro posible y comprensión del mensaje. La idea es dar a conocer a los
creyentes, un mandato del Señor que hoy no se está cumpliendo siempre, ya que
primeramente es desconocido, y éste es que debemos procurar diligentemente mantener la
unidad del Espíritu; para que lleguemos todos juntos a la unidad de la fe; y no
seguir con la división interminable que nos tiene sumidos el enemigo (él sabe
que dividiendo tiene el poder); es decir, no porque un grupo de hermanos crea según algún aspecto no fundamental, algo diferente; sea motivo de división, y la formación de otra denominación mas...
Alguno
dirá: ¿Esto qué predicas se parece al
ecumenismo?
Primero
vamos a la definición de la palabra ecumenismo según la RAE:
Ecumenismo.
1. m. Rel. Tendencia
o movimiento que intenta la restauración de la unidad entre todas las iglesias
cristianas.
No
es un movimiento o una tendencia lo que predico, sino el mantener la unidad del
Espíritu entre todos los verdaderos creyentes cristianos (es lo que el Señor pide); es una unión desde el
interior al exterior; y no una unión desde el exterior (sin interior), es
decir, desde la formas; sino desde el interior, desde el fondo (el Espíritu
Santo).
Si
unimos todas las religiones cristianas (y no cristianas) por el exterior de ellas (consensuando
ritos, creencias, cuestiones de doctrina, de historia, de tradición o de
práctica); como resultado obtendremos un monstruo (bestia).
Por
otro lado, si todos los creyentes verdaderos mantenemos y procuramos con
diligencia, mantener la unidad del Espíritu en el vinculo de paz (ojala en el
vinculo de amor), obtendremos la completa edificación del cuerpo de Cristo (la
iglesia victoriosa y gloriosa)
¿Ves la diferencia?
Con
un intento humano de unión consensuado, obtendremos un monstruo. Pero por otro lado siguiendo el mandato del Señor,
llegaremos todos a “la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un
varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” que es nuestro verdadero propósito.
Hoy
hay dos fuerzas unificadoras operando, la primera que es de la religiones del
mundo; que llegaran a un monstruo (bestia).
Después vi otra bestia que subía de la tierra; y tenía dos cuernos semejantes a
los de un cordero, pero hablaba como
dragón. Y ejerce toda la autoridad de la primera bestia en presencia de
ella, y hace que la tierra y los moradores de ella adoren a la primera bestia,
cuya herida mortal fue sanada. También hace grandes señales, de tal manera que
aun hace descender fuego del cielo a la tierra delante de los hombres. Y engaña a los moradores de la tierra con las señales que se le ha permitido
hacer en presencia de la bestia, mandando a los moradores de la tierra que le
hagan imagen a la bestia que tiene la herida de espada, y vivió. Y se le
permitió infundir aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen hablase e hiciese matar a todo el que no la adorase.
Y hacía que a todos, pequeños y grandes,
ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha,
o en la frente; y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la
marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre. Aquí hay
sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, pues es
número de hombre. Y su número es
seiscientos sesenta y seis.(Apo 13:11-18)
La
segunda, de los verdaderos creyentes cristianos, para la edificación de la
iglesia; no te confundas, son diferentes y obtendrán un resultado completamente diferente, ya
escrito:
Apareció en el
cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus
pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas. (Apo 12:1)
Hoy
muchos cristianos no saben, que deben guardar la unidad del Espíritu; y no
dividirse si no concuerdan en todo con otros creyentes, en lo que ellos creen, en lo que no es fundamental de la fe.
Expliquémoslo
más detalladamente:
Primero: Para guardar la unidad del
Espíritu, lo primero que deben tener los verdaderos creyentes es mismo Espíritu (Espíritu Santo);
si no lo tienen, obviamente no podrán guardar dicha unidad, por no tenerlo o tener otro,
como es obvio.
Quienes
no tienen el Espíritu de Cristo no son de él, y por lo tanto, no se puede
guardar la unidad con ellos. Por eso Pablo habla a la iglesia, es decir, a quienes
tienen dicho Espíritu, es decir, el Espíritu Santo.
Mas vosotros no
vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios
mora en vosotros. Y si alguno no tiene
el Espíritu de Cristo, no es de él. (Rom 8:9)
Recordemos
que recibimos dicho Espíritu por oír y creer, la piedra angular de la fe, roca
en la cual se funda toda la iglesia (la fe de que Jesús de Nazaret es el
Cristo, el Hijo del Dios viviente):
Respondiendo
Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el
Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres,
Simón, hijo de Jonás, porque no te lo
reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo también
te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta
roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra
ella. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares
en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra
será desatado en los cielos.(Mat 16:16-19)
Y nosotros hemos
creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.
(Juan 6:69)
Esto solo quiero
saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el
oír con fe? (Gál 3:2)
Entendemos
que el fundamento de la fe, y por la cual Dios por su Hijo nos da de su
Espíritu, es por creer que Jesús de Nazaret es el Cristo (Mesías) el Hijo del
Dios viviente; este es el cimiento del edificio llamado iglesia. Quien tiene
este fundamento de fe, ya puede recibir el Espíritu de Dios, y debe mantener la unidad del Espíritu (quienes no,
no).
Segundo: La fe es una, y su fundamento
también lo es; quienes creen el fundamento, pueden recibir el Espíritu
prometido, quienes no lo creen, no lo pueden recibir. Acá hay que diferenciar,
entre la fe, y el fundamento de la fe. El fundamento de la fe, es lo que
expresó Pedro, como ya lo citamos; que aquel Jesús era el Cristo, el Hijo del
Dios vivo (y sólo sobre este fundamento se puede avanzar en el crecimiento de
Dios). Pero hay más cosas que debemos oír y creer de la Palabra de Dios
genuina, y todo eso nos lleva a tener la fe completa; como eso es un trabajo y
proceso durante todo nuestro peregrinar acá en la tierra, no podremos, como es
obvio, en una primera instancia tenerlo completo y de inmediato para creerlo,
ya que no lo conocemos completamente, debemos oírlo primero, porque sin oír ¿qué
hemos de creer? (todo ese proceso de crecimiento lo explica Pablo, pero no
entraremos en detalle por ahora).
Bueno, entendiendo que un creyente que ha
recibido el Espíritu Santo, no tiene la fe completa en un inicio (como es obvio, ya que es
un proceso gradual de crecimiento en la fe), no podemos basar nuestra comunión
en creer lo mismo (excepto la base de la fe que debe ser la misma, que aquel Jesús de Nazaret
es el Cristo, el Hijo del Dios viviente) porque iniciamos esta carrera en el
mismo principio de fe (ya expuesto), pero debemos crecer en la fe y eso implica
dos cosas:
1° Derribar falsas creencias en nosotros mismos y nuestro entorno.
2° Oír y creer lo
genuino que enseña el Maestro.
Sería ilógico tener comunión basada en la fe
(excepto en el fundamento) como requisito para estar unidos, ya que si fuera
así, nadie podría unirse a otros hermanos, ya que todos tenemos pensamientos y
creencia particulares que nos dividen, que deben ser corregidas por aprender del Maestro.
Debemos entender que hay verdaderos creyentes, con el Espíritu de Dios, pero que creen
cosas diferentes a las propias (con o sin razón). ¿Eso significa que no debemos
decir nada? No, eso significa que debemos mantener el vinculo de paz; y debemos
ser edificados hasta llegar a la unidad de la fe, es decir, que todos creamos
lo mismo.
Tercero: “… solícitos en guardar la unidad del
Espíritu en el vínculo de la paz”,
la unidad del Espíritu, se guarda en el vinculo de la paz (por lo menos). La
forma que nos pide el apóstol de guardar la unidad, es la paz; existiendo una
forma superior de hacerlo, sólo nos pide que conservemos la paz unos con otros.
No nos pide que nos unamos, en esta fase o instancia, en el vínculo perfecto que
es el amor, ya que este vínculo debe ir siendo edificado en nosotros, y para
iniciar, podemos hacerlo conservando la paz entre hermanos; si es el amor,
mucho mejor; y así debe llegar a ser.
Y sobre todas
estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. (Col 3:14)
Ahora
podemos entender que debemos guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la
paz; eso significa ya no más divisiones entre hermanos, por motivos de fe incompleta;
en la cual aún debemos ser edificados. Lo anterior, no significa, que no se
deban conversar y discutir las diferencias y a la luz del Espíritu por medio de
la Sagradas Escrituras, conocer la verdad y avanzar en ella; pero no podemos
poner como motivo de división, entendimientos dispares de cosas que no son
fundamentos de la fe; sino con mansedumbre y humildad, buscamos y aceptamos juntos la verdad,
como cuerpo, ejerciendo cada uno nuestros dones; y los Ministros en su trabajo
de edificación por la Palabra, para la obra.
No
debemos confundirnos, no digo que sean muchas las fe, sino que la fe es una; lo
que sucede, es que nuestros entendimientos están en evolución a comprender la
verdad completa, bien lo dice el mismo apóstol, una sola fe.
… un Señor, una fe, un bautismo,… (Efe
4:5)
Pero
todos partimos del mismo fundamento (y como tal, nunca puede ser removido), Jesús
de Nazaret es el Cristo el Hijo del Dios viviente, dicho de otra forma, Jesucristo
ha venido en carne.
Lo
podemos ver, en los siguientes versos del apóstol Juan:
En esto conoced
el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no
confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el
espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya
está en el mundo. (1Jn 4:2-3)
Porque muchos
engañadores han salido por el mundo, que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Quien esto hace es el engañador y el
anticristo. (2Jn 1:7)
Quien
no confiesa este fundamento de fe, no es de Dios; así de simple; y con ellos no
se puede guardar obviamente la unidad del Espíritu; pues no obedecen al mismo Espíritu
que nosotros.
Ahora,
os muestro algunos ejemplos de cómo se lleva a la práctica este guardar la
unidad del Espíritu en el vínculo de la paz (ver capítulo 14 de Romanos
completo):
Recibid al débil
en la fe, pero no para contender sobre opiniones. Porque uno cree que se ha de
comer de todo; otro, que es débil, come legumbres. El que come, no menosprecie
al que no come, y el que no come, no juzgue al que come; porque Dios le ha
recibido. (Rom 14:1-3)
Uno hace
diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté
plenamente convencido en su propia mente. El que hace caso del día, lo hace
para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que
come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el
Señor no come, y da gracias a Dios.(Rom 14:5-6)
Debemos
mantener la unidad del Espíritu, pero no con cualquier espíritu, como se ve en
las cartas de Juan, no es esa unidad con el espíritu del anticristo; que ya
opera en este mundo; y por el cual, se elabora esa bestia que citamos de
apocalipsis 13. No debemos causar divisiones, a no ser con el espíritu del
anticristo; con el cual no hay ninguna comunión posible (obviamente). Hoy vemos muchas
divisiones entre verdaderos creyentes, y arrastrados por el error, separándose de
hermanos por tener un entendimiento diferente, de cosas que muchos ni siquiera
comprenden a cabalidad. Muchos lobos “apacientan” dichos rebaños, y su trabajo
es causar más dolor y divisiones en el cuerpo de Cristo; hoy debemos entender
que no es la voluntad del Señor esa, y él nos manda a mantener la unidad del Espíritu,
hasta que lleguemos a la unidad de la fe “y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón
perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”; es
decir, al propósito de nuestra carrera, todos juntos. Pero no por eso
justificando el error, sino con paciencia, soportándonos unos a otros, en amor. Amén.
3 comentarios:
Tu obra en la web soportará el fuego y te espera un grande galardón, nos veremos en la gloria mi hermano . Hallare fe cuando venga ? Dijo el Señor. Difícil es encontrar a locos como nosotros. DIos es nuestro amparo y fortaleza
Muchas gracias estimado por tus palabras!!!
Nos veremos!!!
Un saludo desde Chile.
Rgo
De mucha bendición esta palabra, gracias ♥️
Publicar un comentario