¿De dónde vienen las guerras, y los pleitos entre vosotros? De aquí, es decir de vuestras concupiscencias, las cuales batallan en vuestros miembros. Codiciáis, y no tenéis; matáis y tenéis envidia, y no podéis alcanzar; combatís y guerreáis, y no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís, y no recibís; porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. (Stgo 4:1-3)
Cuando un hijo de Dios tiene una necesidad; ¿qué debe hacer?
Si es verdaderamente hijo de Dios, es decir, Dios es su Padre; obviamente debe pedirle a su Padre, y esperar en El. Nuestro Padre es rico y misericordioso; nada nos faltará.
Los hijos de Dios no podemos estar pidiéndole al mundo, no podemos estar peleando por nuestros derechos, no debemos tener pleitos por obtener las cosas del mundo; no debemos envidiar del mundo y combatir por alcanzar las cosas de este mundo; eso está para los hijos del mundo. Los verdaderos hijos de Dios, tienen a Dios como Padre, y eso es mucho más que suficiente. Nada nos faltará con El.
Si somos hijos de Dios, verdaderamente como hijos debemos caminar; y no como salvajes luchando por nuestros deseos; sino, todas las cosas debemos pedir a nuestro Padre con acción de gracias, y no afanarnos por nada; ya que si nuestro Padre nos dio su Hijo; ¿Cómo no nos dará todas las cosas?
El mundo se convulsiona, protestan, exigen, demandan, luchan, envidian, codician, se matan, destruyen, por alcanzar las cosas de este mundo.
Hermanos, todo nos pertenece en Cristo; esperemos en El, y si necesitamos algo, pidámosle a nuestro Padre; y no nos hagamos parte de la revuelta y confusión, parte del desenfreno por alcanzar lo temporal, pasando por encima de la voluntad de Dios, y pisando a las personas.
Nosotros tememos una estrategia poderosa para alcanzar lo verdadero (real) y eterno; tenemos un Padre todopoderoso que nos escucha y a El acudimos. ¿Qué más necesitamos?
No necesitamos exigir nuestros derechos, hay quien los exigirá por nosotros; y nos dará lo justo; esperemos en el Señor y su poder.
Un saludo en el Eterno y su Simiente; en Cristo estamos completos, vayamos a la abundancia de nuestro Señor.
Rodrigo
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